Nadie entiende qué hace una española en La Coronilla.
-Llegué a una ONG que llevaba un chico… y me quedé en la ONG y con el chico.
-Ah! El amor. Ahora ya entiendo.
Nos han levantado catorce coches diferentes (y unos polis en moto) haciendo dedo. En todos se ha repetido la misma conversación. Nadie entiende qué se le ha perdido a una gallega (en Sudamérica todos los españoles somos gallegos) en el último pueblo antes de Brasil. El pueblo que iba a ser Marbella, el de los hoteles cinco estrellas que quedó abandonado cuando se cargaron la playa creando un canal que en vez de agua limpia solo traía residuos.
-Todo los proyectos de la ONG están relacionados con el medio ambiente. Tenemos la huerta orgánica que vendemos en el pueblo, un vertedero al lado que junto a la escuela y el ayuntamiento vamos a convertir en una planta de clasificación, tenemos una reserva de monte nativo y estamos presentando un proyecto para la ONU para un apiario de tipificación de miel.
-También tenemos bioconstrucción. Estamos construyendo nuestra casa en la que recibimos voluntarios de todo el mundo. Estos días hemos sido once.
Eso también se lo cuenta a los conductores que nos paran. Eso es lo que hace Ineso en Uruguay. Eso es lo que he conocido en los últimos 16 días.
Hace nueve años conocí a una chica de Las Rozas que cada año me cambiaba la ruta para ir a la uni. Quería ser Matías Prats. Ahora sueña con vivir entre España y Uruguay. Tiene un baño seco (no os lo voy a explicar, mejor lo buscáis), cocina que podría poner una empresa de comida a domicilio y es generosa nivel compartir jamón serrano con once personas cuando llevas dos años sin comerlo. Controla las cuentas de dos casas, vende lechugas como si llevase toda la vida haciéndolo, conoce la huerta al dedillo y redacta fondos para la ONU. Los hippies dirían que es un ser de luz (algo lógico, es Sol). Y su sonrisa… su sonrisa es la misma que cuando quería ser Matías, aunque ahora no soy capaz de verla en una oficina si no fuera para ganar algo de dinero con el que seguir recorriendo el mundo. Porque su espíritu aventurero no lo ha perdido. Sigue siendo ella.
Me dijo mamá Eva que a la vuelta le contase la realidad de su hija en Uruguay. Mamá Eva, tranquila. Tu hija ha renunciado a todas las comodidades, sí. Pero es que ha conocido a alguien que quiere cambiar el mundo y la realidad es que junto a ella lo cambian más rápido. Tu hija sigue siendo alguien increíble. Ya no es solo alguien a quien envidiar sino que ahora, más que nunca, es alguien a quien admirar.